La Emperatriz Infantil en La Historia Interminable: metáfora de la inspiración creativa.

Hoy me gustaría hablar de La Historia Interminable, novela de fantasía escrita por Michael Ende. En concreto, del personaje de la Emperatriz Infantil, y de por qué creo que, más que un personaje, es una metáfora.

La Historia Interminable trata, sobre todo, de historias, y de cómo los seres humanos las creamos y nos relacionamos con ellas. Su protagonista es un niño inseguro, torpe, débil y nada listo, cuya única habilidad es la de imaginar y crear historias. Y, cuando termina en Fantasia, se le da el don de que cada historia que crea se vuelve realidad. Fácilmente se puede ver como simbólico de estar en tu propio mundo.

No es la única metáfora, lejos de ello, sino que también está la Emperatriz Infantil. Cuando se la introduce, se dice que no es realmente una gobernante, puesto que no da órdenes, sino que es más como el corazón de Fantasia. Cuando ella enferma, toda Fantasia corre el riesgo de desaparecer.

Bastian, el creador de historias, se vuelve obsesionado con la idea de volver a verla. La busca tanto como puede, pero no consigue su propósito. En la propia novela se nos dice que a ella no se la busca, sino que solo se la encuentra.

Creo que por esto es una metáfora de la inspiración. Y no de la inspiración normal, esa que te lleva a escribir un cuento sencillo o hacer un garabato. No, la inspiración que te agarra de la nuca y te suplica que escribas, la que hace que cada palabra te salga del corazón y que disfrutes y amas cada palabra. Igual que a la Emperatriz, no se la busca, solo se la encuentra.

Luego está su opuesto y su complemento, El Viejo, que todo el día, siempre y eternamente, está escribiendo todo lo que ocurre en Fantasia. O también todo lo que ocurre en Fantasia lo escribe él. Cuida el orden con disciplina, y eso es él: disciplina.

Su relación se deja clara: aunque sean opuestos, no pueden existir el uno sin el otro. Igual que no se puede crear arte sin inspiración, pero tampoco se puede sin disciplina.

Personajes, sí, pero también metáforas perfectas para una historia sobre historias.