¿Son el espantapájaros y el leñador de hojalata discapacitados? Pensamientos sobre El mago de Oz

 Hace unos días comencé a leer La campana de cristal, de Sylvia Plath, y tuve que dejarlo porque se me hizo demasiado duro. Para pasar a algo que me calmara el alma, fui a releer un libro extremadamente dulce y tranquilo: El mago de Oz, un clásico que creo que no necesita mucha introducción.

Aun así, lo explico en pocas palabras: la novela trata sobre Dorothy, una niña que, llevada por un ciclón, es transportada a un país extraño, y que trata de volver a su hogar en Kansas. Por el camino conoce a un espantapájaros que habla y camina, un leñador que fue convertido en un hombre de hojalata y un león cobarde, además de otros personajes, pero estos tres son los que la acompañan en su aventura por la tierra de Oz.

Me gustaría hablar del espantapájaros y el leñador. Leyendo el libro de adolescente, no pensé mucho de ellos, aparte de que me gustaban como personajes, pero con esta lectura me plantee la duda: ¿pueden estar codificados como discapacitados?

Primero he de aclarar una cosa: no es lo mismo que un personaje sea algo que que esté codificado como algo. Peridoto y Perla, personajes de Steven Universe, están codificadas como autistas, pero no lo son explícitamente a pesar de tener rasgos autistas, incluso si, por estos rasgos, se las puede ver así. Por otra parte, Entrapta de She-ra sí es autista, confirmado por el equipo que hizo la serie.

Por tanto, no digo que la intención del escritor L. Frank Baum fuera que estos personajes tuvieran rasgos de discapacidad, sino que se los puede interpretar como tal. En muchas ocasiones un lector puede ver un mensaje que el autor no pretendía poner en la historia.

Empecemos por el espantapájaros. Uno de sus aspectos más importantes, quizás el que más, es que no tiene cerebro. Esto, según él, causa que sea necio, además de que se tropiece y no se mueva bien. Creo que podríamos considerarlo una forma de discapacidad o neurodivergencia (término para todo trastorno, enfermedad mental o forma en la que una mente se desvía de la norma por asunto psiquiátrico).

Luego está el leñador de hojalata, que cuenta al poco de aparecer que solía ser un hombre de carne. Sucedió que estaba enamorado de una granjera con la que se iba a casar, pero la madre de la muchacha no quería que se casara y se fuera, por lo que le pidió a una bruja malvada que la ayudara. La bruja hechizó el hacha del leñador, de forma que esta le cortó un brazo, que él reemplazó con uno de hojalata, y luego el otro brazo, y así hasta que fue todo de hojalata, como un "hombre de Teseo". Al perder el torso, perdió su corazón, y por esto dejó de amar a su prometida.

También adquirió la necesidad de usar una aceitera cuando se oxida, igual que una persona con una enfermedad crónica o amputada puede necesitar tratamiento o medicación a menudo. Y en el aspecto de su mente, según dice tiene que esforzarse por ser bueno porque no tiene el instinto para hacerlo naturalmente como otros, igual que muchas personas autistas aprenden compasión y empatía porque no les viene naturalmente.

Ambos personajes buscan remediar eso. El espantapájaros quiere que el mago de Oz le dé un cerebro, y el leñador que le dé un corazón.

Es común en la ficción que personajes discapacitados busquen una "cura" de su discapacidad. Esto suele ser ofensivo, pues implica que todo lo que una persona discapacitada podría buscar en la vida sería "arreglarse". Y si los vemos como neurodivergentes, esto sería aún peor, pues muchas personas con autismo y otros trastornos dejan claro que no quieren cambiar esa parte de ellos mismos.

Sin embargo, esto no es lo que pasa al final. En el libro, el mago de Oz los engaña, pues solo llena la cabeza del espantapájaros con agujas, y le pone un corazón falso al leñador. Y antes de eso, ambos muestran que el primero es capaz de pensar con inteligencia y el segundo de ser compasivo. Básicamente, el mago usa el efecto placebo.

Es un libro precioso, un clásico perfecto para todas las edades, y, con esta lectura, se me hace todavía más interesante y entretenido.

Gracias por leer. Un saludo, me despido y esperemos que el viento de mi pueblo no sea demasiado fuerte o que, si lo es, me lleve a un lugar como el país de Oz.

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